El camino del exceso

En 1969, Elvis vuelve a la grabación de discos y a las actuaciones en directo.
Recupera con aquellas el pulso de sus discos iniciales; con estas; se va a forjar una imagen excesiva, convirtiéndose casi en una caricatura de si mismo en sus espectaculares presentaciones en Las Vegas. El abandono por parte de su mujer no altera sus costumbres de mujer no altera sus costumbres de mujeriego impenitente.

La pérdida de su forma física juvenil se disfraza de oropel y relumbrón: en los escenarios se ve a un Rey patilludo, sin tupé, recargado en su vestimenta: anillos, trajes llamativos, amplios cuellos, pecho semidescubierto, dorado, pedrería y recombolescos bordados y en la puesta en escena.

Durante la década de los ‘70, Elvis recorrió los Estados Unidos ofreciendo multitudinarios conciertos. Realizó más de 1000 desde 1970 hasta su muerte. El 14 de enero de 1973 añadió otro hito más a su carrera: un concierto desde Honolulú, presenciado por más de 1.000 millones de telespectadores en 40 países. Aloha From Hawaii fue el primer programa de ocio retransmitido vía satélite.


Aunque han habido, desde 1973, apariciones de cantantes, ya sean solistas, o grupos de rock, en aperturas o clausuras de eventos como los Juegos Olímpicos, la Serie Mundial de Beisbol, los Premios Grammy o, muy especialmente, en los entre-tiempos de las finales de la Copa del Mundo de Fútbol, todos gozando de altísimos ratings, esto no opaca el suceso del show de Hawaii, ya que continúa siendo el único en el cual un cantante o grupo de rock se ha enfrentado a una teleaudiencia global y en vivo, sin otro apoyo, o incentivo, que el de ser la única atracción de un evento televisado por todo el mundo.


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